Cuando una piel tiene distintas necesidades es difícil encontrar un tratamiento que las cubra todas a la vez y que contenga suficiente concentración de cada activo para que cada uno de ellos pueda realizar su función correctamente, por eso creo que reforzar una rutina facial con ampollas es una opción perfecta para aportar esa dosis extra de algo en concreto que a veces no nos da nuestra crema.
En este caso, la combinación de dos ampollas (una de día y otra de noche) es ideal para una piel como la mía; deshidratada y con flacidez.